En clase de 3 años estamos afianzando el reconocimiento de las vocales y algunas consonantes. Además de aprender a escribir las grafías cada vez mejor, es fundamental este reconocimiento para asentar las bases de un futura lectura comprensiva en años sucesivos.
Así bien, se nos ha ocurrido que una manera muy sensitiva de poner este reconocimiento en marcha es desempolvar la vieja máquina de escribir del Profe Andy y darle a las teclas para ver qué sucede. Las máquinas de escribir ¿Dónde fueron a parar? Letras con sabor a añejo, con olor a viejas historias sobre papel, y con secretos que solo esas teclas conocen.
Para empezar comenzamos dialogando sobre este invento. Preguntamos si alguien sabe lo que es y aprendemos que su origen es muy antiguo. Eran muy usadas para escribir cartas, noticias, y un sinfín de textos. Después el ordenador las arrinconó a un lado y dejaron de estar tan presentes en nuestro día a día. Es un medio de comunicación como otros tantos, ya que reproduce información.
Muchas de nosotros jamás habíamos visto una. Ha sido curioso comprobar la manera en que al presionar sobre una tecla (o tipo), esta se imprime directamente sobre el papel ¡Parece magia! Un salto más allá de lo virtual de tablets, ordenadores y móviles a los que estamos acostumbrados, hacia algo analógico muy diferente. Hacemos probaturas con nuestros nombres, buscamos las vocales y jugamos a plasmarlas en el papel, creamos con ayuda del profe distintas palabras… Y después extraemos el folio de la máquina y observamos atónitos, todo lo que nosotros (sí nosotros, aunque esa letra no se parezca a nuestra letra) hemos sido capaces de escribir y de crear.