Acción de gracias es una de esas fiestas donde el foco continúa centrado en lo importante, compartir momentos y recuerdos con las personas a las que quieres. Cada año, incluimos un poquito más de esta fiesta en nuestro centro, pero este año lo hemos celebrado directamente. Decorando nuestra cabañita de madera con pavos y calabazas pintadas por los niños nos dejamos llevar por la magia del otoño y sus colores.
No es muy conocido en Europa el hecho de que los canadienses lo celebran en octubre en lugar de noviembre como los estadounidenses, siendo mi familia de dicha nacionalidad, mis alumnos y yo lo celebramos en octubre llenando nuestra clase de decoraciones y canciones relacionadas con la fiesta de “Thanksgiving”.
Como objetivos didácticos cubrimos objetivos sociales, culturales, de movimiento, artísticos, musicales… un proyecto lleno de amor en el que tanto niños como adultos disfrutamos aprendiendo y degustando manjares de otros países lejanos. Los platos fundamentales que no pueden faltar en una mesa de Acción de Gracias son; el pavo con pure de patatas y un plato acompañante de algún tipo de verdura. Como postre, toda mesa ha de tener un Pumpkin Pie, un pastel hecho con calabaza asada condimentada con jenjibre, nuez moscada y canela que suele comerse con helado de vainilla.
En nuestra actividad los niños prepararon dulces caseros con sus familias que todos tomamos para desayunar, yo preparé un pumpkin pie para mi familia y otro para mi otra gran familia en el cole. Fue una mañana muy especial y el hecho de que algunos niños en su momento de dar gracias alrededor de la mesa dijeran: “Gracias seño por prepararnos esta fiesta” nos dejó una gran sonrisa dibujada en la cara.
Gracias. Que palabra tan corta con un significado tan grande.