Qué nos dice el llanto de un niño de Infantil

¿Qué nos dice el llanto de un niño en Infantil? Cuando un niño se siente frustrado, confundido o enfadado, llora. El llanto es una respuesta normal a ciertas situaciones de angustia que una criatura no sabe resolver

De esto solemos tener en abundancia cada año escolar que comienza. Nadie quiere que un niño lo pase mal; pero, a pesar nuestro, es un paso que hay que dar cuando iniciamos la vida escolar y algunos lo pasan peor que otros y nuestras clases se llenan de llantos penosos, solidarios, contagiados, etc.

Reflexionando sobre este hecho y sobre el “principio de curso” por el que aún estamos transitando y el periodo de adaptación que algunos peques y padres están viviendo pienso en todos los casos de llanto que solemos tener.

Un niño llora por miedo; llora por dolor que aún no sabe expresar; llora por ansiedad que le produce separarse por primera vez de su entorno familiar, de su hogar; llora porque le produce estrés no tener la certeza de que sus padres volverán a recogerlo más tarde; llora porque nunca antes había tenido que compartir el cariño y la atención de una persona con tantos niños; llora porque no se siente bien durmiendo en una cama que no es la suya, comiendo una comida que no sabe cómo la de casa y llora porque tardará un tiempo en adaptarse, acostumbrarse y darse cuenta que hay alguien más que le cuida y le quiere y que “dentro de un ratito” volverán a por él para ir a casa.

Todo esto me ha llevado a recordar unas palabras sobre las que insistía mi profesor de Psicología Infantil hace muchos años cuando estaba yo en la Escuela de Magisterio.

“Prestad especial atención al llanto de un niño, un niño siempre llora por algo, el llanto de un niño siempre da pistas sobre algo que puede no ir bien; un niño que llora nos necesita”

Una historia de llantos

Hace algunos años al salir del colegio llevaba yo delante a una señora y un niño pequeño. Una abuela que había ido a recoger a su nieto a la escuela; llamaron mi atención porque ella era adorable y simpática y el pequeño, muy gracioso, iba de su mano saltando y contestando a lo que ella preguntaba con interés y dulzura.

  • ¿Qué habéis hecho hoy en el cole, Eric?
  • Cantamos y lloramos…respondió él con absoluta normalidad.
  • ¡Vaya! Comentó la abuela ¿y qué más?
  • Bailamos, dormimos y lloramos…contestó él.
  • ¿y después? quiso saber la mujer.
  • Pintamos, comimos y lloramos…
  • ¡Oh! Y con mucha cautela insistió la abuela ¿es que no te lo pasas bien en el cole, hijo?
  • Sí, abuela, me lo paso muy bien…respondió él realmente contento.
  • Y entonces ¿por qué lloras? Quiso saber ella
  • Abuela, todos lloramos. Dijo con absoluta naturalidad y se quedó tan a gusto.

La abuela se reía discretamente y yo también. Los que estamos en contacto con niños de forma habitual sabemos que, algunas veces, el llanto de un niño no tiene ninguna connotación problemática, en este caso concreto probablemente. Eric lloraba por solidaridad con aquellos que sí que lo pasan mal en el cole; pero él personalmente no parecía sufrir por ningún motivo.

¿Qué nos dice el llanto de un niño en Infantil? y ¿Cómo afrontar el período de adaptación?

A medida que los niños van madurando, creciendo, aprendiendo a expresar sus emociones, también van llorando menos. Conforme van desarrollando más destrezas para enfrentar y resolver sus pequeños conflictos los llantos se van atenuando. El momento irá llegando paulatinamente en el que la clase disfrute de una paz que al principio del curso no tenía.

Los padres irán aplaudiendo las reacciones positivas de sus hijos y le irán infundiendo ánimo y confianza para que vayan expresando sus sentimientos de otra forma que no sea llorando. La profe irá creando un clima propicio para que todos tengan un espacio, un momento en el que puedan pasarlo bien y los llantos cederán.

La paciencia y las muestras de afecto ayudan a que un niño recupere la calma; pero hay que poner mucha atención porque en el concierto que suponen los llantos en un principio de curso habrá quien necesite más apego, quien necesite mayor atención, quien tenga hambre, frio, sueño, o quien está incubando algo y no se encuentre bien y nosotros tendremos que afinar la intuición para procurar dar a cada uno lo que necesita.

El llanto de nuestros niños también nos dará pautas sobre la sensibilidad de algunos de ellos; sobre lo que les conmueve. Sus lágrimas son otra fuente más de información que manejamos los profesores, atendamos a ella.

Estas primeras semanas han sido duras para los niños y para nosotros. Ellos han llorado, se han exasperado y en algún momento hasta han agotado nuestras reservas de paciencia; pero ahora empiezan a sonreír con confianza; a decir que quieren venir al cole con la Seño; hay juguetes, actividades, compañeros, canciones, etc. que les gustan y las lagrimitas van cediendo con naturalidad; todo lo que consiga distraerles primero y después interesarles ayudará en el proceso de “dejar de llorar”.

Después de mes y medio de llantos en muchos momentos estamos empezando a disfrutar de la alegría que nos dan sus sonrisas. Todo pasa, después de todo, como decía Pitágoras “el hilo de la vida se aflojaría si no fuera mojado con algunas lágrimas”.

Este sitio Web utiliza cookies, tanto propias como de terceros para facilitar la navegación y para recopilar información estadística sobre su navegación. Para continuar tiene que aceptar su uso. Más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar